Con la tecnología de Blogger.
RSS

La Matanza de Texas (1974): Gritos de terror bajo el ruido de la motosierra.



Resulta muy complicado hacer una valoración que pueda llegar a ser de lo más comprensible con esta película. El terror es un género altamente complicado de plasmar en el cine, es muy difícil hacerlo inmersivo y atrayente. 
Como “Viernes 13”, estamos ante otro “clásico” del cine de terror sobrevalorado, supongo que debido a estar considerada como pionera, junto con “La noche de Halloween”, del cine slasher.

En los años 70’ se dan unas condiciones que favorecen la proliferación del cine violento en la industria de los Estados Unidos, ejerciendo un papel importante en este sentido el cine de terror. Surgen así directores que pretenden concienciar a la gente de que la violencia no es algo lejano que sólo ocurre en Vietnam y que vemos a través de nuestros televisores, sino que es un mal que nos aqueja aquí y ahora. Es dentro de esta corriente donde incluiríamos La matanza de Texas, de Tobe Hooper.

En el agosto de 1973, cinco jóvenes recorren Estados Unidos en furgoneta, con la intención de pasar un día a una casa de campo en un pueblo del Estado de Texas, ya que circula esos días la noticia acerca de un loco que se está dedicando a robar cadáveres de un cementerio cercano, y la tumba del abuelo de uno de los chicos ha sido profanada.

Al llegar a su destino uno de los cinco amigos se mete en una casa y desaparece, y desde entonces nada será igual para ninguno de los otros cuatro jóvenes. 


Y es que en aquel aislado y tranquilo lugar recóndito del interior de Tejas, vive una sanguinaria familia de carniceros caníbales que les hará la vida imposible.

El terror no viene dado como se podría pensar en un principio por el susto fácil o por la casquería barata, de la cual prescinde inteligentemente. Sin duda es la sensación conspiratoria la que te atrapa, el brutal impacto de ver como el cándido entorno rural que se espera de una granja y sus praderas, pasa a convertirse al segundo en un infierno hostil al aterrador sonido de una moto sierra, donde parece que todo el mundo oculta una conspiración de la cual son víctimas los incautos viajeros de ciudad.

La película también sirve para calibrar el límite de violencia que podía aceptar la sociedad de entonces, y lo que se acepta ahora. La matanza de Texas eleva la historia en la que se inspira hasta cotas grotescas y esperpénticas tras unos extraños títulos de crédito.

Luego está la banda sonora, compuesta por sonidos estridentes, chirridos y similares, que no hace más que sumergirnos más en esta pesadilla veraniega. Es una de esas películas que te dejan un cúmulo de sensaciones de difícil descripción.

La película presenta muchas características del cine bizarro de la década de los setenta. Es cierto que las actuaciones lindan lo ridículo en muchas escenas y técnicamente hay enormes peros que oponerle. 


Además, no tiene demasiado tratamiento psicológico de los personajes (tanto de los adolescentes que son víctimas como de la familia psicótica de "Cara de cuero”). Sin embargo, la película te inyecta parte de su insanía y su atmósfera opresiva e inquietante.

Esta película fue la consagración definitiva de los monstruos sociales en detrimento de los clásicos o fantásticos, lo que acercaba el terror a nuestra propia comunidad. La América profunda siempre ha sido morada de leyendas psicóticas, y el cine se ha nutrido de ello.

No obstante, no nos equivoquemos. No hay demasiado sangre, ya que esta película sugiere más que muestra, además, el propio ritmo enloquecido de la cámara de Hooper es otro factor para hacer de esta película algo realmente especial y único.

Es el tono psicodélico y liberal, junto con el castizo ambiente tejano, lo que hace de esta película cosa malévolamente encantadora. Convierte lo rural, lo bucólico, en algo desasosegador, repleto de manías asesinas.

El problema de la película es que se queda en una violencia sin sentido, pero nadie duda de que La matanza de Texas es una película de culto que corta de raíz con el movimiento hippie. 


Y si no, échese un ojo a la película y obsérvese lo que les ocurre a esos cinco amigos que estaban haciendo lo que parecía ser un idílico viaje de verano en una furgoneta.

Hoy puede no dar miedo, puede no ser una salvajada como Saw o la última castaña directa a video. Pero su valor como película es incalculable y aunque los años han pasado todavía es capaz de mantener al espectador en tensión con escenas tan grandiosas como la aparición de Leatherface, la persecución por el bosque en medio de la noche o el final.

Solo apuntar un detalle más, pocos sonidos guturales humanos me han producido que se me encoja el estómago. El hombre de la máscara es un humano convertido en animal salvaje gracias a la burbuja de cristal en la que crece, y en la que toda persona desconocida es una amenaza, y lo único que le dicta su cerebro es matar. 








  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

0 comentarios:

Publicar un comentario