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Dulce pájaro de juventud (1962): Aspiraciones frustradas


Un fracasado aspirante a actor regresa a su ciudad natal, convertido en el gigoló de una estrella en declive, que promete introducirlo en el mundo del cine. Pero lo que realmente desea, es recuperar el amor de su antigua novia, la hija del cacique local.

El director Richard Brooks, quien cuatro años atrás había alcanzado un enorme éxito con “Una gata sobre el tejado de zinc caliente”, decide adaptar una nueva obra del celebrado dramaturgo Tennessee Williams, en la que deja al descubierto a esa sociedad ampulosa, hipócrita y ambiciosa, capaz de sacudirse toda suerte de escrúpulos para alcanzar el poder.

La historia atrapa desde el principio, donde se nos presenta a un joven chico que sueña con ser una estrella, y que desea dejar de lado esa vida mediocre y pobre, que ha tenido en su pueblo.

Solo sueña con tener dinero para poder estar con su novia; una chica que tiene un padre soberbio que aspira a gobernar el estado, y que no acepta al novio.

Así que este joven, se ayudará de una famosa actriz alcohólica y quedada en el olvido, para poder conseguir el pasaporte a la fama, y a la vez, a la chica que tanto quiere.

Un elenco espectacular encabezado por Paul Newman y Geraldine Page, son los que nos adentran en este pueblo, donde existe un pasado horrible en cada personaje, y que influye en el presente de todos.

Paul Newman aparece atractivo, fanfarrón y seductor, pero tras esa fachada, podemos sentir lástima por él, un ser frustrado por no alcanzar sus metas en la vida.

Geraldine Page no se queda atrás con su genial interpretación de una gran estrella de cine, con rumbo hacia un próximo olvido, en dónde busca el amor fuera de las pantallas o más que amor, el consuelo de un abrazo. Hay una gran dependencia por parte de cada uno de los dos protagonistas, el uno hace uso del otro según conveniencia.

Situaciones llenas de mentiras y traiciones hacen que estos personajes se jueguen más que su dignidad; y que tiemblen los pilares construidos a lo largo de su vida.

Es cierto que Richard Brooks toca muchos temas de interés, pero lo hace sin demasiada convicción y eso que algunos de ellos son bastante fuertes como el consumo de drogas, la prostitución masculina y otras más.

Me pregunto si la censura de la época en países como España (se estrenó en 1963) o Portugal (en 1962) eludiría estas espinosas cuestiones o lo dejaría pasar tal cual.

Sea como fuere, lo peor es que el rumbo que toman los acontecimientos, a medida que se desarrolla la historia, termina siendo algo tonto, al menos para éste que escribe.

El filme también nos muestra, cuán difícil es el aceptar el fracaso de no lograr las metas, el ser discriminado por la condición social, y el ser víctima de los encubrimientos y las influencias de los poderosos.

Estos últimos, son quienes dominan con su dinero las voluntades de los demás, y deciden los futuros de terceros en cuestión.

Todo ello se da en el marco de una sociedad sureña donde importan las apariencias y en donde se discrimina a todo aquel que no sintonice con la mentalidad retrógrada del lugar.

Película notable sin ser perfecta que aunque ha sido eclipsada por otras cintas de Paul Newman, es recomendable para, conocer gracias al cine la figura de Tenesse Williams; a pesar de que probablemente las adaptaciones de sus obras, estén más edulcoradas de la cuenta, para contentar a la todopoderosa Hollywood.





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